El día esta nublado y el viento sopla, frio, se siente la lluvia venir.
Él camina por la calle, las manos en la sudadera y su mirada cabizbaja, mochila al hombro y paso firme sin detenerse…
Ella, quizá ya en su casa, deja las llaves de su carro en la mesa, se quita su sweater, sube las escaleras, y se recuesta sobre su cama en su cuarto, se pone cómoda…
Él llega a su casa, cuelga la mochila y se quita la sudadera, come un bocadillo y toma un vaso de agua, se sienta en el sillón y mira por la ventana; afuera ya es de noche y la lluvia cae lihera (así me dijeron que se escribía, dislexia tal vez), y el viento sopla suave…
Ella se pone cómoda, cambia su ropa y se viste de nuevo, come algo y mira la tele…
Él sigue mirando por la ventana, piensa…
Ella se detiene un momento y voltea hacia la pared…
Él sigue mirando…
Ella pierde su mirada por un instante en la pared…
Él sigue mirando…
Ella también…
Él sigue…
Ella… se detiene…
Él parpadea y una lagrima sale de su ojo, ahora tienes que verla alejarse por la ventana…
Dos caminos por delante… uno es el dolor de verla partir a través de la ventana y estar así, supongo que a eso es a lo que llaman el dolor de ver a alguien partir a través de una ventana…
El otro es alzar la mirada, salir corriendo y abrazarla… supongo que a eso le llaman aferrarse…