Hace no mucho escuchaba a alguien hablar acerca de lo siguiente: un científico, psicólogo, realizo un experimento con el que demostró que se puede “inducir” una reacción (reflejo) a una persona a través de ciertos estímulos, por ejemplo, el experimento se realizó con perros, los perros siempre babean cuando van a comer, el se preguntó si podría hacer que babearan con algún otro estimulo, así que antes de darles de comer siempre tocaba una campana, lo hizo por varios meses de tal forma que llegado el momento, con solo tocar la campana y sin darles de comer los perros babeaban.

Esta persona que hablaba acerca de esto lo tomaba para explicar que, muchas veces, nosotros tenemos este tipo de reflejos en el sentido de que existen ciertas canciones que inmediatamente nos harán poner tristes porque nos recuerdan algún momento amargo, existen ciertos lugares a los que no regresamos porque en cuanto pongamos un pie ahí recordaremos aquel desencuentro o aquella traición, o cierta fecha en la que nos equivocamos y siempre, ese día del año, traemos a nuestra mente aquel crudo recuerdo, también puede ser lo contrario, en vez de tristeza, felicidad.

Y hacia todo este preámbulo para contar la siguiente historia, todos conocemos a Pedro, o San Pedro, como lo quieran llamar, todos sabemos que antes de crucificar a Jesús, él lo negó 3 veces y entonces el gallo cantó, bueno, el orador planteaba el siguiente escenario: Imaginemos a Pedro en los siguientes días, imaginemos el dolor de aquel que unos días atrás decía que moriría antes de que tocaran a su maestro al escuchar a aquel canto del gallo todas las mañanas recordándole su traición, ¿cómo podría vivir así el resto de su vida?, su maestro lo había perdonado, de eso no cabía la menor duda, de hecho él sabia lo que haría y hasta se lo dijo, pero ahora tendría que vivir recordándolo el resto de su vida, debido a ese reflejo condicionado al canto de un gallo, había fallado, y todo parece terminar ahí pero no, la historia continúa, Pedro regresa a su oficio de pescador, es de madrugada y la cosa no anda bien, simplemente no ha pescado nada, así que decide regresar a la costa, ya no hay mas que hacer, lo que no pesco toda la noche no lo pescará ahora piensa, pero en la orilla hay un hombre, este le dice: echa tu red del otro lado, lo hace y como por arte de magia su red se llena de peces que parecen impacientes por entrar ahí, regresan a la orilla y aquel hombre ya había preparado el fuego, casi amanecía y había que desayunar, pero como es que la red se había llenado simplemente con la instrucción de un hombre, tal vez seria que… no, no puede ser… pero y si es… lo supo de inmediato, era Él, estaba ahí, sentado con el y sus compañeros, desayunando, entonces el extraño se convierte en una figura conocida, es su maestro, este le dice: -Pedro, me amas?, el contesta: -Si Señor, te amo, el maestro vuelve a preguntar: Pedro, me amas?, el vuelve a contestar: si Señor, te amo, el maestro pregunta por tercera vez: Pedro, me amas?, Pedro entonces siente el golpe, a caso la insistencia de su maestro es porque duda de su amor… con esta idea en mente responde: Señor, tu conoces mi corazón… El maestro entonces se voltea y sonríe, a lo lejos el primer rayo de luz del sol y entonces… el gallo canta, ya es de mañana, y así como lo encontraron, así desapareció, Pedro entonces recuerda y llora, pero esta vez es diferente, en una jugada magistral su maestro se había encargado de transformar su destino, aquel en el que pasaría todos los días de su vida culpándose de haber negado a aquel que lo había amado, a un destino en el que pasaría todos los días de su vida recordando que su maestro sabia que el lo amaba… y así lo hizo, lo demás es historia…

¿Y porque escribo acerca de esto?, se estarán preguntando, bueno, en mi vida he pasado momentos buenos y malos, pero existen algunos que te marcan, supongo que como a todos, y en mi caso existe una fecha especifica que siempre me recordaba una parte de mi historia que fue muy bonita, toco mi corazón, pero al mismo tiempo terminaba con un final demasiado amargo y que sinceramente mataba mi animo, así paso el tiempo hasta que llegaste tu y como por arte de magia, cambiaste aquel reflejo amargo por uno tan dulce como tu, no sabia expresarlo de otra manera, aquel bello día en el que supe que había algo mas entre los dos que solo una simple amistad, en el que supe que como tu a mi yo había tocado tu corazón, aunque fuera solo un roce, tuve que arriesgarme, y de ahí lo demás es historia, aquella foto en aquel marco que me diste aquel día lo cambio todo, así que gracias, Gracias Diana, cambiaste mi destino aquel día, no me di cuenta hasta después y no decidí escribirlo hasta ahora, gracias por aquella foto el 6 de enero, la conservo siempre a la vista para recordarlo todos los días.

Y es así, amigos míos, como las cosas cambian, lo que antes era tristeza, ahora es felicidad, lo que en tu vida un día fue dolor, puede ser alegría, solo debes tener paciencia y tomar buenas decisiones, lo que realmente vale la pena, cuesta mucho, y es así como me he decidido a quererte así, porque tu vales mucho, me tienes que costar mucho también, mantente fuerte.

Fin.


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